(Rogelio Rogel)
Los productores de sentido
analizan una nueva medida
de fuerza.
Si bien hay opiniones divididas
hacia adentro, todos coinciden
en la necesidad de reclamar mejores
condiciones para su actividad.
¿Es una actividad esencial?
Los más comprometidos con el
valor del sentido sostienen que
si se corta su producción, entran
en crisis los mercados, se caen los
sistemas y colapsa el mundo inteligente.
Otros vacilan y se preguntan
¿Qué tan inteligente es este mundo?
Observan que es capaz de avanzar en
cualquier sentido sin que a nadie le
importe mucho, y además:
Para llevar a la práctica cualquier
medida de este tipo, habría que poder
establecer de modo fehaciente la
magnitud de cada sentido producido y
estimar su participación en los diseños
del destino en curso.
Luego, aventuran los alcances y las dudas:
¿Realmente colapsaría el mundo inteligente
como es de esperar?
¿O, por el contrario, nuestra medida de fuerza
sería otra más de las que pasan desapercibidas
para la opinión pública y los formadores
de opinión?
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