(Epifanio Weber)
Una pequeña muesca, una
hendidura casi imperceptible
cavada desde adentro de la voz,
distingue al reservado del humilde.
El silencio es más ambiguo que
el sonido, para determinar sin error
la naturaleza del emisor:
No siempre, callar significa humildad
y respeto por la voz del otro. A veces,
el silencio es sólo un recurso para crear
tensión, y luego aprovecharla con otro
sentido:
Hay silencios cargados de sentido.
El del humilde, en cambio, sabe pasar
desapercibido. Por más intenso que
sea no produce tensión, nadie espera
que eso resuelva en otra cosa.
No es algo menor: Yo, muchas veces
me propuse pasar desapercibido, y no
siempre lo lograba. Luego, lo aceptaba
con humildad.
Hay quienes ofrecen muestras de humildad
sólo para ocultar la verdadera naturaleza
de su personalidad. No hay que fiarse.
No todo es lo que parece, si bien es cierto
que las personas humildes son seres algo más
perrfectos, aún cuando pasemos casi
desapercibidos.
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