(Serafín Cuesta)
Los valores pueden adaptarse,
adoptarse, apropiarse y abandonarse
en cualquier segmento de la vida
del adoptante.
Ellos circulan sin contraindicaciones
en todos los sentidos conocidos, con
mayor o menor fortuna.
Los valores cambian, el intercambio
de valores es algo natural y propio de
cualquier sujeto que circula.
Algunos lucen más útiles que otros,
según la evolución alcanzada por el
sujeto adoptante en su circulación.
Es normal la degradación de cualquier
valor con el uso y los sucesivos cambios
operados. No son eternos casi nunca.
Pero la circulación no se interrumpe,
y se prolonga más allá de la vida útil
e inútil del suscriptor.
La vigencia de un valor, no depende
tanto de la calidad del producto, como
de la cantidad de suscriptores que lo
adopten.
Ésta está directamente vinculada a la
utilidad que ofrece en el tiempo y su
aptitud para el intercambio productivo.
El intercambio de valores, es una de las
propiedades inalienables de todo sujeto
en circulación.
Las otras son dudosas.
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