(Pascual Rambler)
Un agujero negro, libre y soberano
emergió desde el fondo de los tiempos
dominando el paisaje declinante
del campo popular y convocando a toda
la militancia.
Prefiero el pozo ciego de la infancia,
comentó un líder empoderado a uno
de sus custodios oficiales.
Dios es grande, y sabe lo que hace,
dijo un asesor añoso y vitalicio mientras
tiraba una piedra, que el agujero se tragó
antes de que escondiera la mano.
Con tu mano y con mi mano,
vamos juntos compañero, se oyó una voz
cavernosa y popular que brotaba del fondo
del agujero de materia oscura.
El líder popular, comprendió que era
momento de tomar la palabra -en situaciones
como ésta se ven los verdaderos líderes-
“Tenemos una historia que defender, al menos
una parte: la otra es mejor olvidarla. Nadie
sobra del todo: La conciencia histórica es como
un agujero negro: Nadie sabe lo que hay ahí,
pero todo está guardado en la memoria, y el
pueblo, que nunca se equivoca, tampoco tiene
por qué saberlo.
Ésta puede ser la última oportunidad histórica,
compañeros: La única batalla que se pierde es
la que se abandona, eso ya lo conocemos, y
sólo la muerte es soberana.
Hay que limar las diferencias, antes que se
sigan profundizando. Hay una luz al final
del agujero negro, parece una luz negra, pero
menos eso todo es oscuro.
Hay que enfocarse ahí y profundizar la lucha.
El presente es de lucha:
Es ahora y es para siempre ¿Ahora es cuando?
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