(Aquino Lamas)
Almas linderas sobrenadan aguas
comunes: son las mismas que alumbraron,
orillaron con su luz, efluvios del pasado:
reflejas palideces.
Aguas comunes, opuestas por el vértice
vierten sus desechos solidarios
a ambos lados de la singladura de las
almas maduras.
Un alma soberana, no flota ni se hunde;
sabe ser parte del agua aunque conoce
que no le pertenece.
Almas ajenas vuelven a hacer agua
hasta olvidar lo que fueron:
¿almejas, algas, nadas?
Almas que fueron y volvieron recogiendo
vencimientos y capullos, útiles para abonar
la sombra de los muertos.
La muerte por inversión, se mantiene
a niveles históricos más que aceptables.
Algunas no se rinden, se sumergen
y ganan profundidad en proporción inversa
procurando licuar el pasivo.
El tiempo perdido espera su oportunidad
en las márgenes.
Un alma perdida tiene poco que perder
y nada que invertir: sólo puede nadar.
Pero un alma bien trabajada
no se arremanga ni se inclina:
no se moja buscando otro sentido
ni busca inversiones ajenas,
ni siquiera sabe invertir
en unidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario