(Horacio Ruminal)
Toda palabra es degradable
por naturaleza, es un compuesto.
Los discursos se componen de palabras
más o menos degradables.
Todos los discursos son degradables,
menos el discurso rítmico, que
mantiene sus valores en el tiempo.
Todos los discursos son parte del
tiempo, que todo lo degrada
con su propio ritmo -no el nuestro-
El ritmo es mucho más antiguo que
la palabra y sus discursos. Pero hay
algunos que todavía no entendemos:
Lleva un tiempo entender, cada uno
tiene su ritmo, y la condición rítmica
no es uniforme: No todos poseemos
el mismo sentido rítmico, ni somos
capaces de desarrollarlo.
(No todo se desarrolla, hay quienes
permanecen toda la vida sin entrar
en ritmo. Lo observan desde afuera)
II
Alguna vez, alguien descubrió que el
ritmo podía agregar valor a los discursos
de palabras: era más fácil repetir y
memorizar.
Los poetas brillaron por algún tiempo,
cultivando el arte de la métrica (contando
sílabas, separando el discurso en forma
arbitraria, distribuyendo acentos según
fórmulas mágicas)
Con la llegada de la escritura,
estas prácticas adquirieron mayor
desarrollo y sofisticación. Hasta
arribar a su declinación.
III
Toda palabra es degradable:
es un compuesto, y todo discurso posee
una vigencia relativa y acotada, incluído
éste.
Fuera del discurso rítmico,
que mantiene sus valores, el poético
es uno de los menos degradables:
No tiene ningún valor que mantener,
no emite utilidad alguna, aunque profese
alguna forma rítmica interesante.
Todos los organismos son compuestos
es decir, en vías de descomponerse:
su único fin.
La descomposición tiene su propio ritmo.
No te quedes afuera.
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