(Senecio Loserman)
Hay un sapo en mi sopa.
Ni nada ni se ríe,
sólo reposa en su sopa:
mi sopa.
No sé si tragarlo o sopapearlo,
no sé si extirparlo o expropiarlo,
no sé si conservarlo o negociarlo,
no sé si ajusticiarlo o consumirlo:
No sé, para consumirlo, primero
tendría que procesarlo, cocinarlo
y a la sazón, sazonarlo.
No hirvió, si no estaría muerto
y no lo está: Ni nada ni se ríe,
pero me mira expectante (no
sabe si será tragado o absuelto)
Sólo nos une la sopa,
que ni él ni yo tomamos
por distintas razones.
Pienso: Si este bufónido fuera capaz
de generarme un poco de empatía
podría adoptarlo como mascota…
Pero es un sapo triste, como todos.
¡Qué triste ha de ser saberse sapo!
¡Mozo, hay un sapo en mi sopa!
-Claro, es una sopa de quinoa, a veces
pasa: las saponinas emulsionan, se
condensan y hacen sapos, no es nada.
Son sapos muy sanos, muy valorados
en el mercado; son orgánicos, sin conservantes
ni historia, no hay nada más saludable.
Usted es un hombre afortunado
Bueno, envuélvamelo para regalo
y tráigame una sopa de astrágalo.
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