(Dudamel Rambler)
El hombre es una criatura que perfora,
excava, extrae los recursos que necesita
para volver a perforar.
Es el único capaz de perforar la roca
y cualquier suelo, incluso el fondo
del océano.
El único capaz de penetrar lo impenetrable
en su afán de profundizar su necesidad
de penetrar y obtener profundidad.
Animal agresivo y penetrante, se reconoce
único en su especie y dispone los recursos
para arribar a esas profundidades insondables
donde nadie llega, solo él.
Los resultados, no siempre justifican
la empresa, pero ésta puede ser profundizada
hasta obtener lo buscado.
El hombre no sabe lo que busca, pero tiene
urgencia en encontrarlo: es una criatura
inquieta que explora, perfora, emprende
y desarrolla herramientas para penetrar
más hondo.
Luego, necesita combustible para poder
avanzar, profundizar su búsqueda.
Mientras haya combustible posible
seguirá buscando y perforando:
Más abajo está la verdad.
II
En su búsqueda afanosa, a veces
encuentra otras cosas:
Al perforar un iceberg en Groenlandia,
algo brilla a pesar del frío.
Un pez baboso biofluorescente lo estaba
esperando, o tal vez no. Esta criatura
extraña y abisal, produce un anticongelante
luminoso para que su sangre no deje de
circular.
Acaso pueda el hombre extraer alguna
utilidad y manipular esa información
genética para su provecho, aumentando
su cociente de penetratividad positiva.
El pez baboso brilla, con la misma
intensidad. No significa que celebre
haber sido descubierto y puesto en
valor por una criatura extraña, que
todo lo perfora y no brilla.
Tampoco, que esté dispuesto a compartir
los beneficios de su baba luminosa.
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