(Germán Singerman)
Lo esencial es invisible a los
hijos, señora. Ellos cumplen
su ciclo de experiencias, por
medio del ensayo y el error,
hasta poder repetir con propiedad.
Observan nuestros límites perplejos,
desde afuera, mientras descartamos
los excesos esenciales.
Todo es susceptible de ser reproducido,
con alguna voluntad o sin ella.
La torpeza no se hereda, tampoco el
talento o la sabiduría; sólo las deudas.
Se gana y se pierde, en distinta medida,
según la suerte y la vocación comercial.
Las dudas se incorporan con el trabajo
que divide.
La separación es necesaria para el
desarrollo individual y la superación:
La vida es este estado que venimos a
superar.
Saber diferenciar lo útil de lo vano
no es virtud, sino experiencia.
No es necesario saber nada para
reproducir algo: reproducirse es
esencial para la continuidad de los ciclos.
Luego, aprender: en invierno hay que
invertir, y esperar la primavera.
Sin inversión, no hay reproducción.
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