(Teodoro Losper)
Estamos generando las condiciones
para los nuevos desafíos
que propone el futuro.
Lo tenemos todo, o casi todo:
Necesitamos una ideología sana,
abarcativa y cada vez más inclusiva
y transparente. Que nos interprete
a todos, sin distinción de credo, raza,
clase social y capacidad de entender
esta propuesta.
Apuntamos a algo más profundo, que
trasciende el orden de lo racional y
toda elaboración intelectual:
El sentimiento, esos valores emotivos
que proveen sentido a todo, tanto en
lo individual como en lo comunitario.
Creemos que hay fortalecer
todo lo que tenemos en común,
aunque no sea mucho.
Apostamos a los valores trascendentes,
que son lo único que vale la pena
preservar y defender hasta perder la vida.
II
La vida es un valor histórico, amén de
un recurso renovable. Hay que pensar
en las nuevas generaciones y en el mundo
que les dejaremos:
Una juventud sin ideales, es augurio
de un futuro decadente e incierto.
Es esencial transmitir estos valores
para que no pierdan el rumbo
y puedan desarrollar su propia cadena
de valor con entusiasmo, generando las
oportunidades que merezcan.
Y poniendo en valor, todo lo que queda
por poner.
El desafío de ellos será, incluso más
excitante: Sin riesgo no hay aventura,
y la vida, si algo es, es aventura, desafío,
oportunidad.
Hay que estar a la altura:
dejarles las herramientas ideológicas
adecuadas, sería nuestro mayor legado
(y tal vez el único)
Estos valores, son lo más preciado
que tenemos, y quizá lo único que
merezca sobrevivirnos.
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