(Asensio Escalante)
Hay un pozo en medio del camino,
me informó un caminante avezado
al pasar, muy reconocido en el desierto
como un experto desertor.
Un pozo mal señalizado
que nadie reconoce, repleto de cuerpos
que cayeran en distracciones o descuidos.
Hay animales de distinto porte, conocidos
y desconocidos; ociosos, laboriosos y
amigables y hay semejantes de toda laya,
contribuyentes de diversa condición y
extracción social.
Hay de todo ahí: conviven pecadores
justos, sospechosos y terceros.
Todo cabe en esa cavidad pletórica y tan
discreta como para pasar desapercibida.
Cualquiera puede tener un mal día
y perder la vida en un descuido:
Hay una buena parte de vida pasando
desapercibida, no sólo aquí y ahora.
No se puede hablar de víctimas,
es sólo un pozo.
La vida es otro pozo:
no conviene profundizar, en el fondo
es un misterio que acaso nunca nos sea
revelado, o sólo cuando sea demasiado
tarde.
Hay que andar con cuidado, estar atento
y moverse con prudencia:
Existen altibajos, claroscuros y paisajes
que no son lo que parecen prometer.
Yo le creo al caminante, parece alguien
sensato y confiable. Los que no solemos
aventurarnos al camino debemos confiar
en quienes tienen alguna trayectoria.
Sus últimas palabras disiparon cualquier
temor infundado, trayéndome tranquilidad:
Es sólo un pozo en estado de reposo.
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