(Carlos Inquilino)
Habría que volver al ahorro forzoso,
a la reconciliación obligatoria, al
consenso y la cultura del trabajo.
El precio del tabaco anda por las nubes,
los vendedores de humo hacen su agosto
y cada vez cuesta más mantener los vicios.
El precio está inflado, es todo impuestos.
Es natural: el Estado necesita recaudar, hay
que tapar agujeros y apunta al vicio:
Quien quiera sostener ese cultivo negativo
deberá afrontar los costos o inclinarse por
el autocultivo.
También es una manera de combatir
los hábitos nocivos: una sociedad entregada
al vicio no tiene futuro, o uno obscuro.
Los viciosos deberán trabajar duro
y ahorrar sin descanso; el tabaco seguirá
subiendo por encima de todo:
Los números no cierran, la crisis puede hacer
peligrar la estabilidad. Sólo el vicio puede
salvar la economía.
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