(Asensio Escalante)
Dictadura no es una palabra poética,
como comerciar o traficar valores,
mercancías hay muchas: casi tantas
como palabras.
Valor, mercancía, utilidad, tasas, saldos,
coeficientes y remesas de intereses
o incluso algo tan necesario como la
inversión, son términos ajenos a la poesía
o la ilusión que emite el buen poema.
Hay suficientes mercancías y palabras
para hacer poemas y otras cosas, mejores
o peores.
No hace falta recurrir a vocablos no poéticos
habiendo tanta palabra disponible para
completar un buen poema (es trabajoso
completar uno; siempre le falta algo o le
sobran palabras)
Las buenas prácticas poéticas, determinan
y establecen con bastante precisión cuáles
son las palabras amigables y cuáles están
incluídas fuera de la función poética.
Después está el talento, el trabajo personal
en el propio cultivo y la libertad que se
permita el autor o aspirante al asumir el riesgo
de escribir.
Hay quien no lo entiende así, y habla
de dictadura… ¿dictadura poética?
Un perfecto oxímoron: como si los límites
no fueran necesarios para el ejercicio de la
libertad.
¿Hasta cuándo se seguirá confundiendo
libertad con libertinaje?
Se preguntaba un dictador reconocido.
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