(Amílcar Ámbanos)
La ejecución del movimiento vivo
requiere, en principio, la presencia
de algunos signos vitales; no todos:
algunos son irrelevantes.
Para el modo presencial, es necesario
además el control de algunos grupos
musculares. No todos: sólo los
demandados para el movimiento elegido;
el resto resulta irrelevante.
Luego, una cierta capacidad de concentración,
no demasiada: -el exceso es peligroso y la
concentración total es imposible- Sólo la
necesaria para reproducir el movimiento en
todos sus segmentos.
Vale repetir: El uso de las capacidades, dones
y poderes debe ser siempre parcial para una
experiencia saludable y beneficiosa.
No es necesario conocer y dominar
todas las funciones de un cuerpo
para obtener los frutos de un aprovechamiento
redituable:
No hace falta conocer las funciones
de los verbos copulativos, para ejecutar
en forma aceptable el movimiento copular.
Los movimientos copulares
son del orden instintivo, luego, tan dudosos
como los sentimientos copulares sospechosos.
No obedecen a una lógica racional, son
secuenciales, funcionales y pueden
acabar en cualquier parte.
Una concentración excesiva en la propuesta
instintiva y el movimiento repetitivo
como respuesta, nos hace indistinguibles
de otros animales:
Ellos son incapaces de distinguir
el movimiento vivo.
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