(Remigio Remington)
Algunos se comen las eses
al hablar; se comen también zetas,
haches, letras de baja identidad
sin un sonido propio: puro aire.
Es difícil vivir del aire,
ni el clavel del aire
vive enteramente del éter.
No hay aeróvoros ni eterófagos.
Menos frecuente es comerse una vocal;
cuesta. Yo me comí una o en una ocasión
y no funcionó: no me cayó bien la parte
cóncava de su redondez, o tal vez fue
su acento -sin acento no probé-
Tuve que ver a un oftalmólogo,
un odontólogo, un gastroenterólogo, un
entomólogo y un ufólogo…
Hasta que vomité un ojo tuerto
y extraviado de conejo genérico
sin identificar: Me miraba raro,
hubiera preferido otra cosa.
Las ese son más seguras
que cualquier vocal
y que el sexo casual: Si hablamos
de comer, la vocación no importa.
Tengo una amiga que cuando
pequeña se comía las eses de
su hermana.
No pasa nada:
Lo único seguro son las heces
y nuestra condición omnívora.
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