(Ricardo Mansoler)
Tomo y obligo, mándese un trago
Que hoy necesito el recuerdo matar.
Sin un amigo, lejos del pago
Quiero en su pecho mi pena volcar…
Está bien, compañero, lo entiendo. Pero
eso de andar obligando así porque sí
me parece un poco abusivo, por no decir
excesivo, por no decir prepotente, por no
decir autoritario, por no decir…
No diga más nada, remítase a cumplir su
papel histórico: mándese… No olvide que
yo soy quien manda, usted no tiene voz
en esta historia, este tango.
El único sujeto histórico soy yo. Beba
conmigo y respete el orden jerárquico.
Tal vez beba, lo voy a pensar…
No, creo que no entendió. Acá nadie le
pidió que piense, es más, no tiene que
hacerlo; no hay nada que pensar, sólo
acompañar y beber en silencio ¿Está
claro?
Claro como el agua, compañero. Creo
que lo voy a acompañar.
No, me va a tener que acompañar, no hay
otra opción, su voluntad no cuenta. Pero
haga el favor, no hable, y menos del agua:
No estamos para flojedades, no es una cosa
de hombres, el agua.
Claro, pertenece al género femenino…
¡No me hable! De las mujeres, mejor no hay
que hablar.
¿Y en el pago tampoco?
No, todas dan muy mal pago, amigo.
Puede ser, no sé; yo siempre tuve que pagar.
Las que no le cobran se lo hacen pagar. Beba
conmigo…
Bien, pero tengo una duda: Antes dijo “sin
un amigo, lejos del pago...”
Si no me considera su amigo ¿Por qué quiere
volcar su pena en mi pecho?
¿A quién le importa eso? Oiga, los tangos
son así, nadie pregunta; se sobreentiende
que nuestra relación es completamente
irrelevante: Usted no es nadie, sólo una
excusa para que yo me exprese con todo
mi arte… ¿Cómo va a pretender una identidad
que nunca tuvo ni supo ganarse? ¿Me está
queriendo robar protagonismo?
No, no lo tome así, compañero. Pero el tango
supo ser una expresión popular, y yo, como
parte de ella (aún reconociéndome como un
personaje secundario) creo que el pueblo
siempre debe ser protagonista de la historia…
¡Dejesé de mariconeadas! Ya bastante tengo
con lo mío: cantar, sufrir, beber, cuidar la
rima, la métrica, el compás y esta voz que de
vez en cuando se me empaña… Y usted se
empeña en cuestionar insignificancias, cosas
ajenas al sentir popular…
Está bien, yo pensé que podía aportar un…
¡No, sólo tiene que beber y obedecer!
¿Es tan difícil?
Y no se me ponga así, eh,
si no le gusta lo que le toca ¡Sufra, canejo!
Sufra y no llore, que un hombre macho
no debe llorar.
(Recreación no autorizada del tango "Tomo y obligo"
de Carlos Gardel)
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