lunes, 6 de febrero de 2023

El enemigo interino

 

(Aparicio Custom)

 

La sabiduría popular suele ser arbitraria,

podemos consensuar, pero ¿qué no lo es?


Quien esté en condiciones de arrojar la

primera piedra, que de un paso adelante.

Yo paso.


“Las mujeres van y vienen; un amigo es

para toda la vida”


Más allá de los argumentos a favor

y en contra de esta verdad que debemos

a la tradición oral, surge una pregunta:


¿Y los enemigos?


Creemos que si algo merece el enemigo,

es una valoración justa:


Como sujeto, el enemigo es algo necesario

tanto para el intercambio productivo, como

para el desarrollo sano de una personalidad

bien armada.


La experiencia histórica, demostró que aquello

de “al enemigo ni justicia” no funciona, salvo

que se lograra exterminarlo por completo, hasta

sus larvas…


Pero tampoco sería auspicioso; lo necesitamos:

Si algo aprendimos de la historia, es que

la necesidad de identificar al enemigo es mayor,

incluso, que la de combatirlo. A menudo, es lo

único que nos une y nos define.


Luego, habrá que hacer justicia y confiar en ella,

aún cuando estuviera cooptada por el enemigo.



II

Debemos desconfiar de quien dice no tener

enemigos; es probable que tampoco tenga amigos,

ni empatía.


Los apáticos, suelen ser también incompetentes:


El enemigo es esencial para la competencia, que

es lo único que impulsa el desarrollo.


Hay una necesidad recíproca y dialéctica: No se

puede concebir la evolución sin enemigos (es

natural que haya grupos marginales que rechazan

el mandato evolutivo)


El desarrollo de nuestras capacidades naturales

y adquiridas, como nuestras mejores artes, no

habrían tenido lugar sin la participación de los

llamados predadores: esos enemigos estimularon

nuestro ingenio, astucia, inteligencia y capacidad

de adaptación.


Nuestros predadores naturales no eran pocos:

especies de gran porte, temibles criaturas que nos

superaban en todo, menos en astucia, ingenio y

aptitud competitiva.


Pudimos con todos ellos, y evolución mediante,

resolvimos en problema de esos predadores,

cuyas especies nos resultaban ajenas, y pudimos

desarrollar los nuestros, que hablan nuestro

mismo idioma y comparten nuestro sentido de

pertenencia a la especie superior.



III

El enemigo, además, es intercambiable. Podemos

reemplazarlo a lo largo de la vida y cultivar nuevas

enemistades:


El enemigo no es para toda la vida.


El enemigo muta, no es siempre el mismo, como

nosotros. La evolución es un proceso dinámico:


No sería saludable conservar los mismos enemigos

de hace 20 años. El crecimiento personal, suele ir

acompañado por el cultivo de enemigos de mayor

envergadura; más capaces y competentes.


Llegando a un punto superior de la evolución,

el ciclo se completa y no hay mucho más que hacer:


Son ellos, o nosotros. Ahí acaba todo y se dirime

el conflicto. El resto es pura especulación teórica,

arbitrariedades sin sustento y batallas culturales

propias del discurso ideológico.


A la hora de la verdad, no hay muchas vueltas:


Son ellos o nosotros.


(Es de esperar que se impongan los mejores,

como siempre ocurrió...)


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