(Amílcar Ámbanos)
Recogías flores patógenas
con movimientos gráciles,
simétricos, pausados
en un prado ubérrimo como
el sueño de un dios Desconocido.
No se advertían duendes
en el prado, ni en el bosque
lindero frecuentado por endógamos
de diversas especies respetables.
Algunas de estas flores son letales
si se ingieren o se huelen, pero no
dejan de ser bellas, explicabas:
Hay condiciones que aumentan
la belleza, más allá de la percepción
o el conocimiento. Conocer siempre
es riesgo: el riesgo y la belleza no se
rechazan entre sí, por el contrario,
suelen potenciarse.
Los riesgos que asumimos, suman valor
a la belleza que no conoceremos:
No sabemos por qué este perfume nos
atrae. Sólo conocemos la atracción.
También ella es inexplicable, por lo que
no tiene ningún valor.
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