(Dudamel Rambler)
Abandoné el pífano
en medio del camino.
Lo abandoné sin haber
alcanzado a dominarlo
por completo.
Una experiencia conocida:
Ya había abandonado otros
instrumentos, y también
otros caminos.
Los caminos del abandono
son infinitos, reflexioné en
una epifanía transitoria.
El tránsito no acaba porque sí,
ni cuando uno decide abandonar
o ser abandonado:
Tal vez, aún no dí con el
instrumento apropiado, pero
sigo en camino.
Cada experiencia que se repite
es un eslabón en la cadena
que no nos abandona, y podría
ser instrumento de felicidad.
O bien, todo lo contrario:
Para saberlo, habría que llegar
a dominar el instrumento…
O bien, llegar al fin
de la cadena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario