(Onésimo Evans)
Doblegada la duda,
conserva su singladura
el eje, sin mermar.
Mares de dudas vuelven
a pasar por el ojo de la aguja
amaromada.
No hay pez que se santigüe
dos veces en el mismo agua,
ni agua que se espese por el paso
caudaloso de un cardumen
con sus dudas a babor.
Un pez no emite nada no soluble,
ni se detiene ante el cadáver específico
de un prójimo. No necesita verificar
su identidad en avanzado estado.
Es lo que hay: No duda sin necesidad
(no es fácil encontrar el centro de una
gravedad perdida en aguas abiertas)
Otros navegan sin pensar:
Navegar es preciso,
en un sentido u otro
toda dirección es dudosa.
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