(Germán Singerman)
No te arrepientas de la vejez,
es algo natural que deberías disfrutar:
Otros no tienen la suerte de llegar.
Es cierto que el cuerpo declina
y las funciones se desdibujan, se vuelven
trabajosas limitando la actividad, las
capacidades y oportunidades de goce.
La actividad neuronal no es la misma,
la energía disminuye, la percepción se
entorpece como los movimientos de
tu cuerpo.
Los sentidos descaecen y vacilan,
reduciendo en forma irreversible el
rendimiento en toda actividad, al tiempo
que la memoria te abandona, paulatinamente
y ya no se puede confiar mucho en ella.
Pero hay otros recursos que adoptar
para adaptarse a lo que viene
y disfrutar lo que queda de ese segmento
residual.
Es cuestión de actitud: Es mejor asumir
esta condición temporal, que lamentarse,
enojarse o deprimirse.
No te arrepientas de la vejez:
Otros no han tenido esta suerte;
la envidiarían si pudieran.
Arrepentirse es algo natural, envejecer
también. Ambas cosas son inútiles.
Deberías asumirlo y gozar lo que resta
de tu vida inútil: De nada sirve arrepentirse
de envejecer, como tampoco de morirse.
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