martes, 5 de diciembre de 2023

El Odio divino

 

(Nicasio Uranio)

 

Dios odia los hongos,

por eso los condenó a vivir

bajo tierra entre raíces y

cadáveres.


Apenas si asoman

en forma ocasional y breve

sus sombrillitas tristes.


Son los menos reconocidos

entre los seres vivos

y es dudosa su pertenencia

a alguno de los reinos conocidos

que son dos, establecidos por Dios,

que es Uno.


¿Cuánto vale la vida de un hongo?


No se sabe, a nadie le interesa. Tal

vez ni ellos lo sepan, ni se lo pregunten.


Pero no están solos, aunque parezca lo

contrario: Un hongo no sabe estar solo,

y sabe que abajo son mayoría.


Ellos esperan, y emiten sus esporas.

Los que asoman a este lado, acaso

no les digan: como es abajo es arriba

ni lo inverso.


No tienen por que saber que Dios

los odia, y pudo haber tenido un mal

día cuando los creó.


Luego vio que no eran buenos,

ni malos y los abandonó a su suerte.


Ellos esperan, cada tanto asoman

con discreción y desaparecen

como si nada; se internan en la tierra:


Saben que los de abajo son mayoría.


No saben que el Odio de Dios

es infinito, como su soledad

y su indiferencia.


Pero la indiferencia no los mata,

vuelven a aparecer,

ellos siempre vuelven.


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