(Serafín Cuesta)
Una grieta gris en desarrollo
se pronuncia en mi muro.
¿Debería sellar la grieta?
Es mi grieta, es mi muro,
aunque sea una medianera.
¿Tendría que acordar con el vecino?
No es fácil,
mantenemos diferencias.
Uno no elige a los vecinos. Por
suerte a veces cambian, aunque
también puede ser peor:
Más vale malo conocido…
Pero algo habría que hacer
antes que la grieta evolucione
y el gris se siga pronunciando
hasta que nada nos divida:
No estoy dispuesto a compartir
mi casa con el vecino, ya es bastante
compartir la grieta.
Necesito sostener esta pared
aunque no sea sólo mía.
¿Qué se yo de sellar grietas?
Y el vecino, un hombre gris,
más gris que yo, ¿qué va a saber?
Es difícil convivir con una grieta,
casi como con un vecino gris
(un gris no elegido)
Por suerte la medianera nos separa:
Tal vez la grieta
sea lo único que nos
une.
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