(Epifanio Weber)
Casi todos los errores
tienen origen emotivo.
La emoción domina el ámbito
de las decisiones y la mayor
parte de nuestras emisiones no
materiales.
No es casual, que elpoder apele
a lo emotivo para ejercer control,
dominio y manipular opinión.
Un poema dominado por el elemento
emotivo, descuida otros y no llega a
destino.
También el ritmo tiene un corazón
emotivo, aunque carezca de cuerpo.
Casi todos los errores
tienen un origen emotivo,
incluso el error de interpretación,
tan común como el error no forzado,
creado para optimizar el control.
¿Es forzoso aprender del error?
No parece: Seguimos comprando el
mismo discurso, el mismo engaño con
otro diseño, no muy distinto. Seguimos
repitiendo.
Hay frases bien armadas que, sin mayor
sustento, se siguen repitiendo y funcionan
por su carga emotiva.
(No es casual el uso del verbo funcionar,
mucho más útil que poético)
Un ejemplo: La tierra para el que la trabaja.
Yo cuido el jardín de esta casa, le dedico una
parte de mi tiempo, trabajo para mantenerlo.
La casa no es de mi propiedad ¿Me pertenece
el jardín? Bien, ahora resulta que soy viejo,
demasiado viejo para ocuparme del jardín
y contrato a un jardinero.
¿Debería el jardinero reclamarlo como propio
al concluir su trabajo?
¿De quién es el jardín en verdad?
¿Cuál es la interpretación correcta?
El jardín no sabe a quién pertenece, es ajeno
al error humano, al verbo pertenecer
y al sentimiento de propiedad que provee
sentido a la actividad humana, en la vigilia
y en el sueño.
El sueño del jardín es soberano.

No hay comentarios:
Publicar un comentario