(Elpidio Lamela)
No sabía si era el hijo
o el padre de la criatura,
ella tampoco.
Tal vez fuera ambas cosas,
no sabía. Es difícil cumplir
ambas funciones a la vez
en forma aceptable:
Nadie nace sabiendo,
sea hijo o padre, o simple
criatura.
Si tuviera que elegir, no sabría
donde ponerme ¿Habría sido
mejor padre que hijo?
Hay casos, no se puede saber,
pero cualquier respuesta
debería contemplar el juicio
del hijo.
El hijo nunca elige, aunque pueda
adoptar la religión de sus padres
que no eligió.
Ni el hijo adoptivo elige, aunque
nunca lo sepa.
Pero sólo el hijo puede juzgar
a los padres con autoridad, sin
condicionamientos sospechosos.
De ese juicio nadie se salva,
ni la criatura que vacila
entre funciones no elegidas
que no pueden esperar.

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