(Aparicio Custom)
El emprendedurismo es un humanismo.
Si algo nos define como especie,
es el espíritu de conquista.
Por él conquistamos la conciencia, la
Naturaleza, la vida espiritual y todos
los continentes en que se divide el mundo
(En rigor, nunca se hubiera dividido sin
nosotros: esa es otra conquista memorable)
La suma de conquistas acumuladas nos
eleva sobre el Orden Natural, cuya esencia
es material:
Nos sabemos parte de él, pero a la vez, lo
transformamos; creemos que todo lo que
existe puede ser superado por la acción
humana.
Somos los únicos que producimos arte,
aún a sabiendas de que no sirve para nada.
II
Procedemos de la división del trabajo,
a la que debemos la inversión: una operación
compleja para capitalizar el tiempo y sostener
el desarrollo indefinido.
Nos define la conquista, que nos trajo hasta
aquí y no tiene por qué detenerse.
La división funciona, y es la que preferimos
entre todas las funciones conocidas: Sabemos
diferenciar lo útil de lo inútil, separamos la
basura en libertad y aprovechamos la utilidad
residual de los valores digitales.
Nuestra conciencia superior se amplía con cada
nueva conquista. Sabemos que no somos sólo
materia y aspiramos a más.
Nuestro espíritu de conquista está intacto,
y dispuesto a emprender nuevas aventuras.
El emprendedurismo es un humanismo,
como el oportunismo y las distintas opciones
del onanismo inteligente, virtual o presencial.
El mundo no sería el que es sin nuestra presencia.
Provenimos de la división del trabajo, y otras
divisiones subalternas, pero descendemos de
nuestros primeros conquistadores naturales,
nuestros ancestros: aquellos pioneros, padres
emprendedores cargados de futuro.
Nunca nada estuvo mal, no te quejes:
No seas animal.
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