(Aparicio Custom)
El birlador, como el escapista,
el evasor autónomo
o el defraudador, son personas
altamente capacitadas que confían
en su arte.
El jugador hace una finta, un
movimiento engañoso, repite
el amague desairando al marcador.
Encara el dribling, zigzaguea y
vuelve a pasar, dejando atrás la
marca pegajosa.
¿Qué es lo más pegajoso conocido?
Hay pegamentos para atraer moscas,
mosquitos, cucarachas, ratas y otras
criaturas que profesan algún apego
hacia nosotros.
La vida, el juego, repiten los obstáculos:
Hay que encarar.
Unos intentan y fracasan
y repiten el ensayo y el error.
Otros quedan fuera de juego
y se resignan:
Resignarse en una forma de repetir.
El birlador vuelve a pasar y se despega,
como quien sale airoso de un poema
pegajoso.
Siempre hay otro que intenta despejar:
El arte le debe mucho a la repetición,
como todos los juegos conocidos.
Aunque ella también tiene sus riesgos,
no se puede repetir siempre lo mismo
¿o sí?
El jugador vuelve a pasar,
él confía en su oficio o arte
y se aventura:
Lo vuelve a hacer como si fuera
natural burlarse y repetir:
La burla sostenida en la técnica
es útil para el arte de jugar, pero
no es una meta en sí misma: Por más
que se repita sigue siendo un medio,
nunca un fin.
Otros tienen por meta despejar el peligro
toda vez que se presente, bajo cualquiera
de sus formas repetibles.
No es ocioso repetir, aunque sea inútil:
Él se burla, y vuelve a pasar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario