(Carlos Inquilino)
¿Oyes el canto del ave carroñera?
No preguntes cuántas son;
podrían ser más
cuando la cuenta acabe.
La cantidad no cuenta
para conocer el goce:
Disfruta de este canto carroñero,
disfruta ese murmullo de las aves
celebrando en su canto la
descomposición que perfecciona
el mundo.
No preguntes por qué cantan,
no son tantas las criaturas que cantamos
en primera persona o en tercera, aunque
no parezca haber motivo para el goce
o para el canto.
El ave no lo sabe, y canta y goza.
No somos tantas las almas carroñeras
y el canto puede ser tercerizado,
como casi todo.
Disfruta cada momento de la vida,
no son tantos.
Disfruta éste, junto al canto de las aves
carroñeras. Aprovecha lo que queda:
la carroña es perecedera.
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