(Nicasio Uranio)
No vi la luz en su flagrancia,
mi sombra deslizábase a trasluz
como perdiz fugaz perdiendo altura
hacia el ángulo materno, en busca
de su bisectriz nativa.
Las luces van y vienen,
despliegan en la noche
sus haces sospechosos
y volubles,
antojadizos como dioses insolventes
que vienen y van, intermitentes
a intervalos irregulares, hasta
desdibujarse en un desliz,
igual a aquel, pero divino.
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