(Encarnación Segura)
¿Cuántas bocas necesita un pez
para no ahogarse en un vaso
de leche condensada?
Las bocas van y vienen
indistintamente
bajo el nivel del mar
o sobre.
Hay personas que comen peces
y peces que comen personas,
pero no hay una relación simétrica.
Los peces no saben mucho de simetría
aunque suelen ser bastante simétricos
a simple vista.
Un pez, no se lleva cualquier cosa a
la boca; tiene una dieta mucho más
acotada y restringida que la nuestra:
Cuando come a una persona, total o
parcialmente, es un accidente.
En cambio, las personas los comemos
porque es natural: están muertos y son
parte de nuestra dieta, rica y variada.
Mal que les pese, son peces y evolucionan
en pescados. Ellos no lo saben, y abren
sus bocas llenas de esperanza.
La esperanza de vida de un pez, tampoco
es tanta como para preocuparse y las bocas
están llenas de metáforas que nadan como
peces.
Ellos nada saben de las proezas de Dios,
que multiplicó peces y panes sin mojarse.
¿Cómo podrían saberlo si nunca salieron
del agua?
No hay que sentir culpa por comerlos:
Si no terminaran en nuestros platos, igual
acabarían siendo devorados por otros
peces más grandes:
A diferencia de nosotros, ellos se comen
entre sí, y les parece natural: Son seres
inferiores.
Si no fuera por la actividad de nuestros
modernos buques factorías de gran porte
que circunnavegan sin descanso mares
y océanos, propios y ajenos, nadie controlaría
el crecimiento dela población ictícola y las
aguas, henchidas e infestadas de pescado,
hubieran tornado innavegables.
El pez tiene una sola boca, al igual que
nosotros que hemos sabido darle un destino
útil: Aprovechamos sus proteínas, de alta
calidad, como recurso para sostener nuestra
gesta evolutiva, incluyendo la producción
de metáforas:
Ellos también nacen para morir.
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