sábado, 12 de octubre de 2024

Felices los niños

 

(Serafín Cuesta)

 

El niño parece feliz

mientras destripa una lombriz.


Es algo natural, en su inocencia

él no distingue y cree que esa lombriz

también es un gusano.


Es algo cultural, si bien su educación

es incipiente, sabe que los gusanos no

son del gusto humano: No se comen,

y tienen malas costumbres.


No merecen ninguna compasión, aunque

se trate de gusanos sanos. Pueden parecer

inofensivos, hasta que nos agusanan.


Para el pequeño, es natural destripar

a un gusano, aunque sea una pobre lombriz.

Los mueve la curiosidad; la infancia tiene

sus formas de producir conocimiento.


Ignoran que toda producción tiene un costo,

y que las víctimas son algo necesario y

natural.


Con el tiempo, recibirá más educación

y podrá distinguir a un gusano de una lombriz

de tierra o una oruga.


Saber diferenciar es la esencia del conocimiento,

que podría hacerlo más o menos feliz

que una simple lombriz.


Pero ya habrá aprendido a destripar

todo lo que necesite.


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