(Epifanio Weber)
Medí mi vanidad
y vi que era buena.
No me envanecí
y volví a medir
para disipar cualquier duda
y minimizar el margen de
error hasta el descarte.
La medida se repitió,
era una buena medida,
aunque no extrema.
Tampoco era para vanagloriarse,
no me envanecí. Podría haberlo
hecho pero no me lo permití:
Lo que se permite se repite,
y no es bueno repetir en vano;
no hubiera sido una buena medida.
Hay que ser mesurado
con la repetición ociosa.
Era una medida aceptable:
Sólo las buenas medidas merecen
repetirse para que cunda el ejemplo.
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