(Elpidio Lamela)
Leer poemas no sirve para nada,
ese poema no va a enriquecerte,
Enrique.
Ni ese, ni ninguno, aunque lo vuelvas
a leer y releer siete veces o setenta.
Te podés cansar de leer poemas
como ese, y vas a seguir siendo
el mismo. Hasta darte cuenta que
son todos iguales:
No te dejan nada.
Podés leerlos a todos, o leer
siempre el mismo, es indistinto:
Vas a seguir siendo el mismo
porque no te dejan nada. Nada
que sirva para algo, al menos.
Nadie sale de pobre con poemas,
ni leyendo, ni escribiéndolos: Las
dos cosas son igualmente inútiles.
Tampoco te empobrece, es cierto,
pero dedicarle tiempo a eso es una
pésima inversión.
Los poemas no enriquecen, Enrique;
no te sacan de pobre, ni de rico:
Alguno lo intentó, y dilapidó
su fortuna para ser reconocido
como poeta. Todo tiene un precio
(y, lo que es peor, un costo. A la larga
todo se paga)
Hubo uno que lo consiguió, creo,
pero seguro se debe haber arrepentido,
si es que tuvo tiempo para hacerlo:
El que se la pasa escribiendo poemas,
o leyéndolos, no tiene tiempo para
otra cosa, y termina arrepintiéndose
cuando ya es tarde, y no le queda tiempo:
Un círculo vicioso del que no se sale.
Salir de rico es casi tan difícil como
salir de pobre, pero el tiempo perdido
no se recupera.
Mejor dejá ese poema, Enrique,
y salí afuera a ver qué pasa en el mundo:
El mundo es rico en oportunidades
para salir.
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