miércoles, 5 de octubre de 2022

El futuro asimétrico

 

(Onésimo Evans)

 

El colapso de la simetría

inauguró el reino de las relaciones

asimétricas.


Ni arquitectos, escultores, traficantes

ni músicos reparan demasiado en la

proporción y el equilibrio,


mucho menos los poetas, seres

intrínsecamente asimétricos que,

aunque a veces midan sus palabras

no dejan de cultivar la desmesura.


Los cánones de la belleza siempre

cambiaron: Hoy no parecen muy

deseables los cuerpos de aquellas

musas que inspiraban a artistas del

pasado.


¿Quién dijo que la belleza es una

cuestión de proporciones?


No recuerdo, pero alguien lo habrá

dicho y el mundo lo aceptó, durante

un tiempo.


En realidad, la intensidad es ajena

al equilibrio; cada uno arma su propia

armonía como puede, con lo que tiene,

según su condición subjetiva -todas

son únicas-


La armonía resuelve en cualquier parte,

cualquier cosa que prometa volver

al estado de reposo, así como la vida

resuelve en la muerte.


Los vivos no buscamos simetrías:

ya habrá tiempo para reposar

-a lo sumo buscamos paridades-


La realidad no es simétrica, ni nuestros

cuerpos lo son en demasía: nadie es

perfecto -aspirar a la perfección, es

tan vano como pedirle pares al alma-


Nadie lamenta la falta de relaciones

simétricas, ni la muerte de la simetría:


La proporción, el equilibrio, la medida

que hace a la equidad y la justicia, son

nociones anacrónicas, atavismos:

vocablos vacíos que subsisten como

residuos de aspiraciones del pasado.



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