viernes, 21 de octubre de 2022

Talonario

 

(Onario Untal)

 

Un talonario vacío

me interpela a pocos centímetros

de mi mano.


Un talonario no es una

unidad sellada como yo,


que al observarlo en función

extraigo pensamientos peregrinos

que no están en otra parte

ni en el aire, ni en el propio

talonario.


¿Hasta qué punto puedo afirmar

y asumir que está vacío?


No tengo una receta que justifique

lo que digo, o hago suponiendo

que es real ese vacío.


El vacío es buen conductor

de aspiraciones y emisiones

de distinto signo: no percibimos

el movimiento interno, pero el papel,

la celulosa, son células, moléculas

y átomos cargados de energía que

circula ahí dentro del vacío.


Una vez entablada la circulación

es posible asociar:


Hay más talonarios que recetas,

y más recetados que recetantes,

más subordinados que subordinadores

(podría seguir asociando y agregando

otras oraciones subordinadas)


Un talonario en blanco no es más

que eso: 80 hojas lisas,


80 cuerpos idénticos, apretados a sí

mismos, dando forma a otro cuerpo

de volumen superior que contiene

todo ese volumen de vacío.


También el vacío, y los cuerpos

dan lugar a la especulación:


Unos ochenta poemas

yacen en ese talonario,

a escribirse hasta completar

otro vacío.


Por último, un talonario total

o parcialmente vacío, sigue

siendo un buen combustible.



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