(Germán Singerman)
Hablo yo y pasa un tranvía.
Ya pasó, no importa,
no era importante,
nunca tuve algo importante para
decir, por eso escribo, respetando
los silencios, que son lo más
importante de la música.
¿Qué dice el tranvía?
Debe haber un error:
el tranvía es silencioso,
no supo hacerse oír
y por eso no pudo competir.
Es lento, silencioso y monótono,
siempre en la misma vía, reproduciendo
el mismo circuito sin margen de error,
casi nunca un accidente, salvo aquel que
cayó al río, vaya a saber por qué.
Nadie confronta en silencio.
Nos aburrió tanta monotonía. Encima,
iba por el medio, entorpeciendo el tráfico.
Como si fuera poco, era económico
y no emitía nada, ni un modesto gas
contaminante.
Un viaje desprovisto de aventura
no podía ir muy lejos: Sin emoción,
no tenía sentido seguir esperando el
tranvía.
Hay que mirar para adelante
y adaptarse a lo que viene,
que siempre puede ser más interesante,
o no; es un misterio que emociona:
No hay mucho que pensar,
no hay mucho que decir:
Lo importante es competir.
La palabra es un buen recurso para competir;
podemos competir a ver quien sabe más
palabras o quien tiene la más larga.
Hablo yo y pasa un drone.
No hay comentarios:
Publicar un comentario