(Orlando Doorland)
Iba a profanar el cuerpo
del poema, pero algo me detuvo
y vacilé a tiempo.
Hay un tiempo para vacilar,
luego es puro exceso.
Los cuerpos poseen una capacidad
acotada; excederla nos mueve a
vacilar en la incertidumbre.
Todo cuerpo es sospechoso
en tanto no defina su sentido
y sus límites vigentes.
Una buena definición, ahorra tiempo
y energía que el profano podría disponer
a otro destino, tal vez mejor que éste.
Pero para profanar un cuerpo cualesquiera,
aunque luzca dudoso y sólo manifieste
funciones vacilantes, hay que ser preciso
y saberse seguro:
Nunca me pasó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario