martes, 11 de octubre de 2022

El poeta profano

 

(Orlando Doorland)

 

Iba a profanar el cuerpo

del poema, pero algo me detuvo

y vacilé a tiempo.


Hay un tiempo para vacilar,

luego es puro exceso.


Los cuerpos poseen una capacidad

acotada; excederla nos mueve a

vacilar en la incertidumbre.


Todo cuerpo es sospechoso

en tanto no defina su sentido

y sus límites vigentes.


Una buena definición, ahorra tiempo

y energía que el profano podría disponer

a otro destino, tal vez mejor que éste.


Pero para profanar un cuerpo cualesquiera,

aunque luzca dudoso y sólo manifieste

funciones vacilantes, hay que ser preciso

y saberse seguro:


Nunca me pasó.


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