(Rolando Doorland)
A diferencia de nosotros, el virus
no posee inteligencia
ni metabolismo.
No se reproduce, sólo se replica:
nosotros contamos con ambas
opciones.
La sabiduría del virus (de algún
modo hay que llamarla) se expresa
en su capacidad de adaptación, tan
prodigiosa como la nuestra y algo
más:
Su aptitud para desarrollar recursos
que logran burlar anticuerpos, como
la mutación.
Esta sabiduría (de algún modo hay
que llamarla) suele replicarse en
algunos humanos, que la reproducen
hasta hacerla viral.
Son muchos, algunos nos son conocidos.
Pero para reconocerlos, hay que aislarlos
y eso lleva un tiempo.
Entretanto, mutan y se multiplican…
¿Con cual te identificás?
¿Aún no sabés cuál es tu cepa de pertenencia?
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