(Amílcar Ámbanos)
Deslindar es preciso, dijo el loco
a un semejante distinto de sí.
El loco no asemeja,
hace y piensa como loco
sin dejar de saberse un semejante.
Necesita el deslinde del otro
para autopercibirse y reconocerse
loco.
El loco es un reflejo, una pregunta
fuera de contexto: inclusive fuera
de lugar.
¿No era éste su lugar?
El loco es un desborde de preguntas,
algunas se disparan al pasar; otras
quedan en él sin formular, como parte
de su locura.
El otro, un semejante tal vez tan loco
como él, perplejo todavía ante aquella
afirmación taxativa, siguió reflexionando
y ahora lo corrige:
Deslindar no es preciso, eso es una necedad.
Una cosa es ser loco, otra estarlo y otra ser
necio:
Deslindar sólo es lindo. Sólo es necesario
para quienes gozamos de algún criterio
estético.
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