(Ricardo Mansoler)
No sé con quien hablo,
no importa mucho:
si tuviera algo importante
que decir no lo haría acá,
ni te lo diría a vos.
Un poema puede ser tan arbitrario
e injusto como un sujeto, aunque
tal vez no lo sea ni tenga un objeto
directo.
Un poema no necesita decir nada
para ser perfecto y bello
como un animal.
El poema no tiene nada que decir,
ni justificar. Sabe nutrirse de palabras
ociosas y hacer que esto funcione,
aunque despierte dudas (un poema,
debe despertar dudas, al menos una)
II
Un poema no necesita decir mucho
para serlo. Incluso, puede muy bien
no decir nada, y reflejarte:
Mirá como te mira…
No tiene la palabra que buscabas;
tiene otras, del mismo valor
o equivalente.
Las palabras ocupan un espacio,
no significan mucho pero hacen
que el poema no se sienta vacío:
la única utilidad de la ocupación,
el sentido es menos necesario.
Es así como funcionan los poemas.
La voz la ponés vos, si lo merece.
El poema no sabe qué merece, no
reclama ni conoce este derecho:
podría no merecerlo.
Es natural que se desvíe en un
punto, pierda el rumbo y olvide lo
que tuviera que decir:
El poema no tiene mucho que decir,
podría perfectamente no decir nada
y contener tantos animales como éste.
No hay comentarios:
Publicar un comentario