(Pascual Rambler)
El cuerpo reviste gravedad
en todo su volumen.
Entre su peso bruto
y el neto hay gravedad.
En los miembros
y en sus entresijos, la gravedad
desciende y lo incorpora,
de adentro hacia afuera
como inversión no deseada,
y en sentido inverso.
En todo lo que toca, mide
o aspira a no tocar
la gravedad ya estaba.
Es inútil ofrecer resistencia, tanto
como oponerla. A ella le resulta
indiferente: somos sólo una parte
insignificante en su volumen de
juego.
¿A qué jugar?
Para la gravedad, un cuerpo
trabajado como éste, ni siquiera
es un significante.
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