(Rogelio Rogel)
Vidas útiles, fútiles, rumbosas
se entrecruzan en el camino
hacia el desierto.
Conociendo la utilidad de todo
lo que existe, se ahorraría una
parte del camino: la vana.
El desertor genuino lo sabe
y lo practica: Es inútil aspirar
a conocerlo todo, ni aún su
parte útil.
Vidas útiles o fútiles,
rumbosas o empinadas, concurren
al azar en algún punto del camino.
El camino es una línea de puntos:
los puntos suspensivos prolongan
la duración incierta, que es propia
del camino.
La vanidad de un cuerpo en ejercicio
es inestimable ¿Cuánto tenés?
Las vidas incorporadas se entrecruzan
al azar, interactúan, intercambian fluidos
o valores y luego se separan, se dividen
y se olvidan:
Cada uno calcula la utilidad obtenida.
Sólo una cosa los une: nadie sabe lo
que le espera hacia adelante, en otro
cruce fortuito.
Pero el camino permanece irrefutable
y también inexorable; nadie quiere ni
intenta detenerse.
El desertor nativo, no necesita saber
más para avanzar: no hay conocimiento
útil que no conduzca al desierto.
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