(Absinia Bending)
El toque de la piedra
-manchada, irrevocable-
resolvía en un bucle de tiempo
como éste.
Con su mancha de estuco
no dejaba de ser piedra: la
piedra que siempre había sido.
Los bucles rozan la razón
empedernida en su materia:
¿amerita la piedra otro revoque?
¿Cuánta piedra y espada superpuestas
se acumulan en la mancha histórica?
¿Cuánto de esa mancha contiene la
oración?
Armamos oraciones que reflejan
el brillo del estoque bendito,
con sus manchas de sangre.
Arrojamos piedras al vacío
como si fuera el enemigo.
Nadie está libre de manchas, gracias
a ellas podemos concursar y competir.
No es infinito el bucle de la Historia,
empedernirse es fácil.
¿Te molesta el humo de las piras?
La piedra continuará siendo piedra
cuando ya no tengas qué aspirar
ni que aspirar. No extrañará tu
combustión, ni ésta.
Las sucesivas manchas que adquiriera
no la afectan. El sacrificio sólo es algo
natural para nosotros, para ella no:
Seguirá impertérrita entre bucles
empotrados y oraciones muertas,
sin significar ni contener valor.
Nunca sabrá que fue una piedra
de toque, ni necesitará ser tocada
o verificada para conocer su valor.
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