(Aquino Lamas)
Todo el mundo tiene reservas,
yo tengo las mías:
Soy un hombre reservado.
Acá nadie está seguro, pero
puede ser peor en el futuro;
hay que tomar reservas.
Las reservas morales
deben preservarse en un lugar
seco y templado y fuera del
alcance de los niños, mientras
templamos los ánimos.
El mundo siempre tuvo reservas.
Hay suficiente experiencia acumulada:
Sabemos lo que pasa cuando una
sociedad agota sus reservas.
El fracaso del ahorro forzoso
y la reconversión obligatoria, fueron
enseñanzas que supimos capitalizar.
Hay que medirse, ser moderado en
los juicios, controlar las emociones
y evitar emisiones inútiles:
No sabemos qué nos reserva el futuro.
Mientras circulan las opiniones más
diversas (todos tenemos derecho a
opinar) yo me reservo la opinión.
Soy un hombre reservado:
Ya abandonando la tercera edad,
aún me sueño reservista, convocado
por el sueño.
No es un sueño agradable, pero así
son los sueños, una reserva estratégica
de material deseable e indeseable:
Quizás sea el sueño lo único que
permanece ajeno al diseño.
También tengo otros sueños
más amigables, pero me reservo
los derechos:
Soy un hombre reservado.
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