(Aparicio Custom)
-¿Por qué silba, Silva?
-Todo el mundo silba; nadie
pregunta por qué.
-Yo no silbo ¿Por que generaliza?
-Bueno, casi todo el mundo silba…
-Sí, Silva, pero no me contestó.
-Es que estaba silbando, y me interrumpió.
-Perdón, Silva. Pero ya que ahora no silba,
¿Por qué silba?
-No me lo pregunté, siempre silbé; es como
un juego que está en el aire.
-Hay muchos juegos con aire en el aire
¿Produce algún placer?
-Puede ser, no estoy seguro. Los juegos son
así: se aprenden y se juega sin preguntar mucho.
-¿Es más fácil silbar que preguntar?
-No sé, no me lo pregunté. Uno lo prueba
y se engancha con una melodía.
-Se engancha con algo que tenía en la memoria,
y reproduce: El placer de la repetición…
-Es un juego.
-Sí, todos los juegos funcionan por repetición,
eso lo entiendo; la música también. Pero ¿Y el
ritmo, y la armonía?
-Eso hay que imaginarlo.
-Ah, tiene su parte creativa.
-Como todos los juegos, supongo.
-Claro, la creación está en la imaginación
del silbante, o sea: en lo que no emite cuando silba.
-No lo sé, puede ser así, pero nadie piensa en eso
cuando silba. Silbar es simple, no hace falta pensar;
es como respirar: uno empieza y se automatiza.
-No crea, si fuera tan fácil habría más animales
silbando.
-Bueno, algunos cantan, otros repiten. Cada uno
tiene sus recursos para hacerse oir.
-Sí, pero no es lo mismo. No conozco a ninguno
que silbe como usted, Silva.
-No sé cómo tomarlo ¿Es un cumplido?
-Tómelo como quiera, es una apreciación.
¿Ahora no silba?
-No, ya me olvidé lo que estaba silbando…
-Se lo puedo recordar, si lo desea.
-Gracias, no es necesario. Al menos lo reconoció.
-Sí, conozco mucho de juegos.
-¿Y por qué pregunta tanto, entonces?
-Es un juego. Yo no silbo, Silva. Siempre fue
un misterio para mí la gente que silba.
¿Por qué no silba?
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