(William Arsenio Pereyra)
¿Cuál fue el primer animal
en desovarse a sí mismo?
¿O era sólo un huevo,
con capacidades diferentes?
Esta pregunta desacomoda
a mucho mamífero bien plantado
en su código de barras. Seguro de
su código genético y sus cuentas
virtuales que acreditan una historia
desovada en movimiento.
¿Calificaba como especie animal?
¿Era un animal nativo y nominable
que tenía su historia como cualquier
hijo de vecino?
¿Era gestante o disidente?
¿Se sabía capaz de lo que hizo, o sólo
obedeció un impulso ciego que ocultó
hasta desovar su cáscara?
¿Era un animal hecho y derecho,
o pura cáscara para engañar al prójimo?
¿Tenía antecedentes? ¿Sabía lo que hacía
y no pudo evitarlo, o sólo lo supo después
de desovarse?
¿Fue pura autogestión, o fruto de la relación
promiscua entre la generación espontánea y
el libre juego de entidades superiores que nos
exceden y no miden sus excesos en emisión?
¿Portaba una forma asemejable a algo?
¿Se parecía a una babosa o era más blanda
que el agua?
¿Salió del agua como tantas cosas, sin ser
notada ni registrada?
¿Supo que iba a convertirse en el primer
prójimo?
¿Habrá podido asumirlo, o estaba tan
ensimismado en su propio desove
que no le importaba nada
y sólo obedecía ese instinto nuevo
y aún desconocido que después se
reprodujo sin control?
No hay comentarios:
Publicar un comentario