(Epifanio Weber)
-¿Qué pasó con Hildebrando Sábilo?
-Mucho no se sabe, se sospecha que
pasó a mejor vida.
-¿No era demasiado buena, la suya?
-Es difícil afirmar algo. Lo último que
se supo fue su captura, y fue hace muchos
años.
-¿Qué hizo?
-Lideraba una banda de poetas peligrosos,
que tomaban por asalto burdeles, lupanares
y tugurios de mala muerte y hacían desquicios,
entregados al vicio y las malas artes.
-No parece motivo suficiente…
-No respetaban leyes, edictos ni cuerpos
orgánicos; ni siquiera el de esta lengua madre
que nos pertenece a todos.
-¿Nos pertenece a todos?
-Bueno, es difícil afirmarlo pero aceptamos
que es parte nuestra, como la historia que nos
honra: alguien la adoptó y luego la heredamos.
-¿Eran violentos los poetas?
-No hay suficiente prueba para afirmarlo, y casi
no hay registros que lo documenten, pero se sabe
que alteraban el orden con su conducta opinable.
Eran vidas entregadas a la disipasión y el vicio,
un mal ejemplo para la juventud, ud. sabe…
-Sí, los jóvenes se apasionan con cualquier cosa.
-Claro, por eso necesitan buenos ejemplos, modelos
que les marquen el camino, si no la juventud se
pierde.
-Siempre se pierde, nosotros somos testimonio
vivo…
-Sí, pero al menos les dejamos este presente, y el
ejemplo de la cultura del trabajo como emblema,
junto con todos nuestros valores.
-Yo valoraría más recuperar mi juventud, tal vez
podría aprovecharla mejor… Me gustaría leer algo
de Hildebrando Sábilo, lástima que no se consigue.
-No, ni lo piense. Ni eso supo hacer bien, no dejó
nada memorable como para juzgarlo. No le interesaba
el futuro.
-Tal vez era un visionario...
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