(Elpidio Lamela)
-¿Busca la gloria, la trascendencia, el
reconocimiento, o sólo la perfección?
-Nunca perseguí la gloria, y buscar la
trascendencia me parece algo presuntuoso,
además de inútil y excesivo.
-¿Espera algún reconocimiento?
-No se puede, para eso primero hay que
ser conocido. A mi no me conoce nadie.
-Me parece exagerada su apreciación, pero
lo entiendo como algo propio de su condición
de poeta excesivo.
-¿Excesivo para quién?
-Bueno, para los que lo conocen.
-A mi no me conoce nadie, repito: No conozco
a nadie que me conozca tanto como para afirmar
tal cosa.
-Está bien. ¿Y para qué escribe entonces, si se
puede saber?
-No sé si se puede, yo no lo sé, y no me impide
hacerlo. Por lo que pude averiguar, no soy el
único: Hay muchas cosas que se hacen sin saber,
¿Sabía?
-No, o tal vez sí, pero entiendo que en todo lo
que hacemos hay algún propósito, nos mueve
un fin…
-Escribir está reconocido como un pasatiempo,
escribir poemas es una actividad, no mucho más
absurda que las otras. En cuanto a lo otro: el
poema es un fin en sí mismo, no va hacia ninguna
parte, ni persigue nada.
-Sí, pero en cualquier actividad se puede buscar
la perfección, aunque más no sea…
-Sí, se puede, pero no es mi caso. Yo no la busco;
no sabría qué hacer con ella.
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