sábado, 10 de agosto de 2024

Dígito pulgar, vida y obra

 

(Serafín Cuesta)

 

El pulgar, o dedo gordo, podría

ser señalado como el más útil

o valioso de todos nuestros dedos.


Aunque para señalat es mejor

el índice, el valor del pulgar es

incontestable, y excede cualquier

cuestión estética:


Luce como el más tosco, rudo y torpe.

Hasta le falta una falange. No podría

competir con ningún otro, ni en belleza

ni en proezas.


Sin embargo, es quien provee utilidad

a todos desde su oposición tenaz e

irreductible: Yo no podría manipular

mi lapicera, sin este dedo breve, sin gracia,

que no pudo completar su desarrollo.


Se llama pulgar, porque no mide mucho

más que una pulgada en estado de reposo.

Es el elegido, entre otras cosas, a la hora

de matar las pulgas y piojos del prójimo.


Otros animales lo poseen, pero no articulado

en sentido opuesto. Mal que nos pese, el

pulgar oponible es lo que nos hizo humanos.


La belleza siempre fue ajena a la utilidad:

Todo lo que somos, lo debemos a la oposición.


Valorémoslo como merece, mientras nos

santiguamos con el pulgar derecho

y elevamos la siguiente oración:


Señor, tu rebaño de pecadores agradece

tu bondad infinita. Hágase tu voluntad

y no nos bajes el pulgar:


Quisiéramos seguir pecando


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