(Elpidio Lamela)
Hay gente que silba
y otra que no silba:
Muchos ni saben por qué
silban.
Es probable que silben
para evitar pensar en todo lo
que no saben, o porque no
soportan el silencio, aunque no
lo sepan.
En cualquier caso, la emisión
de sonido falto de sentido es
algo tan vano como inútil.
Ya tenemos suficiente con los
músicos, que en muy pocos casos
lo justifican.
Hay gente que silba
y gente que no silba:
Entre los primeros, nadie sabe
por qué silba. Siendo más natural
no silbar, se deduce que silbar es
siempre sospechoso.
Yo pertenezco a los que no silban
y siempre supe por qué no hacerlo:
Tengo una buena relación con el
silencio, no me gusta despertar
sospechas y nunca lo necesité.
Es más, creo que si supiera silbar
tampoco silbaría.
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